Es un pueblito colorido con grandes y bonitas vistas, lo que hace que sea destino obligatorio para todo turista. De clima frío y ventoso guarda entre sus calles la amabilidad de sus gentes y su sencillo paisaje. Lleno de lugares con encanto como el Spacio Kau Patagonia, donde además de ser un bed&breakfast , puedes disfrutar de un delicioso café latte acompañado de dulces galletas de avena, brownies o sándwiches de jamón y queso o vegetal. Todo un acierto si buscas un lugar diferente con detalles vintage mezclados con telares que lo hacen único.
En el muelle de Arturo Prat, encontramos a parte de una preciosa vista, el Monumento al Viento situado en la costanera. Inaugurada en 2012, recibe a los transeúntes con los brazos abiertos.
En la céntrica Plaza de Armas reinaugurada en 2011, nos encontramos la iglesia parroquial de María Auxiliadora, de estilo neoclásico.
A unos 26 km de distancia se encuentran las Cuevas del Milodon. Una grande y una pequeña junto con otro conjunto de rocas llamado La silla del diablo.
Se pueden visitar fácilmente, sobretodo la primera, con carrito de niños y personas mayores ya que, cuenta con una pasarela que recorre todo el perímetro, permitiéndote adentrarte en la cueva y disfrutar de la naturaleza.
El precio para personas residentes en Chile ( presentando cédula de identidad) es de 1000 pesos. Los niños de hasta 6 años entran gratis.
Ya en el hotel, el Altiplánico, con preciosas vistas y decoración sencilla y acogedora, disfrutamos de una cena a la carta con múltiples platos y menú infantil.
La habitación era muy bonita y con vistas espectaculares, contaba con una cama super king y otra supletoria de plaza y media (105cm). El baño, también con vistas, muy equipado con secador y champú, gel, suavizante y loción corporal.
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