En realidad ser madre no es cosa de un día, cada día del año lo eres y para el resto de tu vida... ahora Lucas depende de mi, me necesita... pero no sabe aún quién soy... en cambio, para mi, siempre será mi niño, mi amor... siempre necesitaré un beso suyo o una sonrisa. Quiero que sea feliz siempre, por encima de todo, que nadie le haga daño... pero eso es imposible, tiene que caer y aprender a levantarse, y a eso le enseñaré yo, a resurgir de sus cenizas, a no rendirse nunca. Siempre velaré por él y por su felicidad. Siempre le apoyaré y respetaré sus decisiones.
Le miro y veo felicidad en sus ojos, esa inocencia... esa sonrisa que me cautiva. Me tira los brazos para que le coja, no sabe quién soy, pero sabe que le gusta estar conmigo... con su mamá.
Desde que supe que estaba embarazada, tuve el presentimiento de que iba a ser niño... me acariciaba la tripa y me sentía mas unida a él... pero ahora le toco y le beso, le abrazo y juego con él. Ahora no concibo mi vida sin la suya... no puedo vivir sin sus ojos, sin su carita, sin esas manitas que ahora me tocan, y esa lengüecita que saca continuamente...
Jamás podría sentir nada parecido, jamás podría querer a alguien como le quiero a él. Nunca miraré a nadie a los ojos como le miro a él, él es la luz de mi vida y siempre lo será, aún cuando yo ya no sea la suya.
Le quiero tanto que siento dolor, no me canso de mirarle y de decirle que le quiero, y de acariciarle, y de besarle, y... supongo que eso es ser mamá, amarle como a nadie en el mundo... y, limpiarle la caca, no dormir por la noche, hacer el tonto en cualquier lugar sin tener vergüenza, tener superpoderes para curar todo y para encontrar todos sus juguetes... oírle y distinguir su llanto entre cientos de llantos... consolarle siempre y escucharle...
Ser mamá es eso, es estar siempre ahí, pase lo que pase. Y eso haré.
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