Vistas de página en total

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Aprende a comer con el método Estivill día 1

Este método promete resultados en una o dos semanas...como Lucas la toma de la comida la rechaza, me he dicho: manos a la obra!!!
Un artículo del Dr. Estivill y de Montserrat Doménech, psicóloga y pedagoga, presidenta de la Fundación “Projecte Aura” y co-autora del libro "¡A COMER!", junto con el Dr. Eduard Estivill propone este método que,puede utilizarse en cualquier edad del niño a partir de los seis meses, es decir, desde que empieza a tomar sus primeras papillas.
El primer día seria de esta forma: 
Lo primero que hacemos es sentarlo en su sillita. Frente a él tiene ya preparado el plato con la comida. Siguiendo las instrucciones de papá, mamá . Y recordad: no importa quién esté acompañándolo durante la comida y enseñándole a comer, siempre y cuando todos lo hagan de la misma manera. Ya mientras va sentándole en la sillita, el «conductor» le explica al niño qué es lo que tiene preparado para comer y le anuncia lo bueno que está. Cuando ya le tenemos sentado en su sillita, nos colocamos a su lado para ayudarle a comer, no es necesario poner mucha cantidad. Lo que importa es que sea equilibrado. Ahora es cuando pueden pasar dos cosas: que el niño se lo coma todo sin ningún problema (es el fin )o puede que, de entrada, rechace el alimento. Bien, pongámonos en la peor de las dos situaciones: el niño rechaza la comida. ¿Qué hacemos? En cierto modo, en cuanto nos sentamos al lado de un niño para acompañarle mientras come, debemos hacernos a la idea de que, a partir de ese momento, nos hemos vuelto sordos y ciegos. Sin abandonar nuestra actitud serena, suave y llena de afecto, llenamos el tenedor o la cuchara y le ayudamos a que lo introduzca bien en la boca.  En nuestro caso, como aun no come solo, se lo ofrecemos sin presionarle. Si el niño rechaza la comida de nuevo, volvemos a intentarlo sin alarmarnos ni ponernos tensos. Nuestras maneras dulces de reconducir la operación le están diciendo al pequeño que no ha pasado nada, que vamos a probar de nuevo y que todos seguimos tan contentos. Mantendremos esta actitud durante 3 minutos, aunque el niño escupa y rechace la comida. Y en ningún momento, perderemos la calma. Pasados los 3 minutos, le retiramos el plato como si hubiera comido perfectamente… aunque no haya probado bocado. Y acto seguido, le limpiamos la boca con el babero, lo sacamos de su sillita y nos comportamos como si realmente la hora de la comida hubiera terminado. 
Durante los próximos 3 minutos hacemos otra cosa, no le debemos dar inportancia .Es importantísimo que mantengamos la compostura, como si nada hubiera pasado, como si realmente el niño se hubiera terminado todo el plato. Estos 3 minutos nos servirán para que el niño se «olvide» de la comida y se distraiga. Después de esos 3 minutos de «olvido», reanudamos el ritual de la comida. Seguimos fingiendo que antes no ha pasado nada. Nuestra actitud es alegre y positiva, sin hacer caso de la actitud previa del niño y, aún más, de lo que pueda él estar deduciendo ahora acerca de nuestro reintento. Procedemos a repetir los mismos actos. Es decir, le ayudamos a sentarse en la sillita, le colocamos el babero, le ponemos delante el plato y acompañamos ese viaje del tenedor o la cuchara desde el plato hasta su boca. Transmitiendo seguridad siempre y en todo momento. Intentaremos otra vez lo mismo, sin forzar ni alterarnos, durante 4 minutos. Si come, estupendo, se para el reloj y comera hasta que termine el plato. Si no come, le dejaremos descansar 4 minutos. Recogeremos todo y haremos lo mismo que antes, fingir que todo va bien y que se ha terminado de comer.
Y, transcurridos esos 4 minutos de «olvido», reanudamos toda la operación desde el principio, una vez más y como si fuera la primera. Sí, volvemos a poner el plato en la mesa, le sentamos de nuevo en su sillita y, mientras le colocamos el babero, le decimos «Vamos a comer esto que está tan rico». Y empezamos a ayudarle con el tenedor o la cuchara. En este tercer intento mantendremos la acción durante 5 minutos. Nuestra actitud seguirá siendo tranquila, sonriente y positiva, aunque por dentro nos esté corroyendo el malestar y estemos hartos y deseosos de que el niño empiece a comer, que interiorice por sí solo lo que queremos que haga. 
Es importante que el niño no perciba estas emociones negativas nuestras en ningún momento del proceso de aprendizaje. Si se da cuenta de que su rechazo a la comida llama nuestra atención, nos preocupa o provoca en nosotros un cambio de actitud, ¡estamos perdidos! Por eso, pase lo que pase, en ningún momento debemos perder esa actitud de confianza y seguridad en lo que estamos haciendo. Cuando hayan pasado 5 minutos, se da por finalizada la comida. No importa la cantidad que haya comido el niño. Ya no habrá más intentos y tendrá que esperar hasta la siguiente hora, que será su merienda. Si de verdad no ha comido nada, no tenemos que preocuparnos. El cuerpo está preparado para resistir largos ayunos, y recordad que un niño pasa once o doce horas sin comer durante la noche ¡y no ocurre nada! 
Hacer esto en todas las comidas , siempre el mismo sitio y la misma hora, hasta que aprenda a comer. Aunque, en nuestro caso solo es a medio día  ya que, Lucas come bien la fruta y el yogur... Muy raro... 

Hoy lo he intentado. Hoy es el primer día y no ha comido. Solo una cucharada desprevenido que no le ha gustado en absoluto... 
Conclusiones del primer día: ninguna. Sigue con la misma actitud que antes. Pero yo mas relajada y tranquila jajajaa

No hay comentarios:

Publicar un comentario